Los seres humanos crecemos constantemente en cuanto a aprendizaje se refiere, bien sabemos que esto implica un cambio de conducta basado en una experiencia específica. Así pues, cada uno de los acontecimientos de nuestras vidas formarán parte de nuestro Yo del mañana. En un sentido más amplio, por naturaleza hacemos a un lado lo que nos perjudica y tomamos lo bueno para vivir mejor.

Esto es lo que nos hace diferentes, lo que nos permite formar nuestra personalidad. Cada quien está sometido a circunstancias diversas según su entorno y por ende va desarrollando una conducta única, construida por si mismo.

Ahora bien, sucede algo y es que nos enfrascamos en recordar nuestro pasado con mucha intensidad, bien para revivir los buenos momentos como para destruirnos evocando cada uno de nuestros malas experiencias. Debemos tener mucho cuidado, el equilibrio es absolutamente necesario.

Regularmente se presentan situaciones en las que actuamos bajo influencia de un mal recuerdo, pero que quede claro, los errores de nuestras vidas nos permiten crecer, ¡debemos usarlos para ser mejores personas!. Si te tropiezas y caes, levántate y sigue; y en el futuro recuerda que te caíste, no para volver a caer sino para empezar a CRECER.